Nosotros a pesar de tener cierta intuición cómo lo hacen los animales, aprendemos conforme pasa el tiempo por medio de experiencia y conocimiento transmitido de una persona a otra, esta diferencia es la que nos hace distintos y con la capacidad de tener un continuo aprendizaje y derivado de ello, adquirir sabiduría.
La Biblia nos habla en Eclesiastés 9:9 sobre la complejidad de la vida en la tierra, primeramente, nos llama a gozarnos en medio de la rutina, aunque en ocasiones nos pareciera complejo, además nos recomienda que debemos trabajar conforme a nuestra fuerza, podemos aprender esta cualidad del conejo, que realiza sus actividades de acuerdo a sus capacidades.
A pesar de ser poco esforzado, el conejo tienen una cualidad de mucha sabiduría, edifica su casa sobre la roca, esto le provee un hogar seguro, que resistirá inclemencias y donde puede sentirse seguro.
La Palabra de Dios nos dice que hagamos nuestra casa sobre la roca, es decir nuestra vida edificada en Cristo. Es en este punto, donde para las cosas que no podemos resolver bajo nuestra capacidad, aprendemos a ver la respuesta de parte de Dios, ese es nuestra meta, seguir la sabiduría del conejo para ofrecer nuestro mejor esfuerzo de acuerdo a nuestra capacidad y dejar el resto en manos del Señor, confiando que es la mejor decisión.
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