Se nos va de ojo que la tradición es un atavismo irreflexivo que facilita la pervivencia de conceptos y estilos de vida de tiempos pretéritos.
Solo los muy recalcitrantes se oponen a revertir las tradiciones o adaptarlas al tiempo histórico en el que se vive, cuando están fuera de él. Contexto histórico en continuo avance en conocimiento que abre la mente a nuevas realidades sociales, liberándola de ataduras atávicas.
La tradición nunca puede justificar el abuso, la vejación o el maltrato de las personas, los animales o el medio ambiente; ni la beatería castradora de la Iglesia Católica puede seguir usurpando el lícito deseo y necesidad humana de celebración colectiva de las emociones y las alegrías, como viene haciendo desde hace 2023 años. La mejor escuela de marketing de la historia, como apuntó Friedrich Nietzsche en su obra Crepúsculo de los ídolos, al afirmar que: <>, porque su mensaje ataca las pasiones que es como: <>. Hoy, entrando en un nuevo proceso de cambio civilizatorio, la tradición se convierte en un refugio para los temerosos ante el futuro. Miedo sinsentido porque nunca en la historia el futuro ha estado garantizado. ¡Que no se te vaya de ojo!