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Desde la desobediencia en el jardín del Edén, el hombre se ha sentido avergonzado de su pecado viéndose así mismo desnudo delante de su creador, y el enemigo usa la desnudez como una trampa para que puedas fijar tus ojos en ti mismo y quitar tu enfoque, tu mirada del único y Santo Dios que te ama sin importar tu condición.
By Carlos Andres MLDesde la desobediencia en el jardín del Edén, el hombre se ha sentido avergonzado de su pecado viéndose así mismo desnudo delante de su creador, y el enemigo usa la desnudez como una trampa para que puedas fijar tus ojos en ti mismo y quitar tu enfoque, tu mirada del único y Santo Dios que te ama sin importar tu condición.