Roberto y Verónica, como compañeros de clase en la formación de Ministros Enviados, impartida por la Diócesis de Talca, en Chile, coinciden en que una de las cosas que más les llena el corazón es escuchar a su comunidad para animar y reconfortar sus corazones.
Roberto Valenzuela, asiduo desde los 9 años a su parroquia, compartió desde esa edad con la comunidad religiosa Misioneros Hijos del Corazón de María, también conocidos como los “Misioneros Claretianos”, y ahora con 35 años de edad realiza la formación de Ministros Enviados. Roberto nos cuenta que no ha sentido la vocación al sacerdocio pero sin duda sabe que tiene una misión: escuchar a su comunidad.
Por su parte Verónica Cofré, aprendió a escuchar con el corazón la necesidad del prójimo, y en especial a su familia gracias a su experiencia junto a la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Nevers, donde logró un acercamiento más profundo en su relación con Dios.
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Shalom, shalom.