Dos sangrientas masacres dejan más de 30 muertos en prisiones ecuatorianas y ponen en duda la estrategia de mano dura del presidente Daniel Noboa. Pero el recrudecimiento de la crisis en el sistema penitenciario es sólo un síntoma más de una grave crisis vinculada con el auge de las bandas criminales y las rutas globales del narcotráfico.