Es una bendición que Dios nos da el ser padres, pero muchos de nosotros la convertimos en una maldición. Busquemos la guía y ejemplo de nuestro Padre Celestial. Seamos buenos padres como Cristo lo es con nosotros. Seamos unos padres ejemplares ayudando a nuestros hijos a encontrar a Cristo y así no tendremos que estar pidiendo por ellos porque eligieron el mal camino.