(A Elsa López y a su ausente voz que fue un suspiro)

LA VOZ QUE FUE UN SUSPIRO 5

Un oasis de dolor, un lago entre la arena,

una voz que fue un suspiro, se la llevó la condena

de un adiós que fue por siempre en un sueño,

sin la esperanza de poder acariciar el rostro que de mi vida

me han robado entre mis piernas.

Esa dicha destrozada, lágrimas, rabia de pena,

y fugitiva la espina como espadas sofocantes

quedando vacío todo, la vida, el mar, las arenas en mis manos,

las olas que van y vienen entre sueños con las pesadas cadenas,

con la perdida quimera de haber querido enseñarte

caminatas por la vida, las claridades del agua, o jugar a las muñecas,

Cada amanecer se cobra más plata en mi cabellera,

más peligro que no se, más temores que quisiera

hacer desaparecer o rescatarte el dolor que se llevaron

del alma, quienes prohibieron tenerte y te robaron la piel

de esos pechos que quedaron huérfanos de leche y miel,

del calor entre mis brazos y en la garganta la hiel.

Aun buscan mis ojos verte aun… por primera vez,

mi corazón aun te siente creciendo el tuyo en latidos

impugnable en mis adentros, caminando en las planicies

del vacío de mi vientre, mientras borran los resquicios

que pudieron ser entonces, tú en mi mano yo en tus siempre.

Hoy soy soledad sin ti, agitando las columnas de la noche,

donde soy desde mi la oscuridad, desde ti esa farola

como un faro que regala la vida entre las brumas

con la luz allá a lo lejos, con la voz que fue un suspiro

y es un grito de socorro que le regalo a la luna, a la alborada y al sol,

al amanecer, a llanuras y al alba esperando que el Teide

cuando se aparten las nubes, te llame, te diga, te dé la mano, te eleve

con el amor que te tuve mientras fuimos dos en una

y en mi deseo te traiga y en mi esperanza te entregue.

Chema Muñoz ©