Se nos va de ojo que cada generación desarrolla su propio código de lenguaje para diferenciarse de las anteriores, y ocultar emociones y sentimientos que solo se comparten con quienes manejan ese mismo código, hoy nutrido en la cultura digital que se crea a diario en las redes sociales.
Palabras como Instagrameable (suceso para subir a Instagram); Stalkear (que es inspeccionar las redes sociales de otro); Sipear (que es vigilar a otro); Lachoso (que es pesado), u Otaku (fan del manga), son algunas de ellas; como los apocopes en los mensajes de texto, del tipo DM (mensaje privado). Sincretismo que es acorde con la velocidad a la que circula la información, que subvierte la gramática y puede limitar la capacidad descriptiva para expresarse en sociedad. Código que tiene en el video y el en Selfie sus principales paradigmas con las cadenas de imágenes, en las que la comunicación se establece enviando videos cortos y al instante sobre lo que se hace en ese momento, para responder a otro. Discurso que los jóvenes compran sin caer en la cuenta de que se someten voluntariamente al control y escrutinio de los demás; que puede sorprender, pero que se inserta dentro del proceso imparable de cambio en los hábitos de comunicación social que aporta cada generación. ¡Que no se te vaya de ojo!