El Chapo" Guzmán está acostado viendo su mini televisión. Cinco minutos más tarde cambia de canal. Se escucha a Omar Chaparro en el audio. A las ocho 46 de la noche un ruido de construcción, de los que ya se habían revelado en Primero Noticias, interrumpe el audio del programa. A pesar de la claridad del sonido, a esa misma hora en el Centro de Monitoreo del penal, a cargo de elementos de la Policía Federal, nadie se alerta, como muestra el video dado a conocer en exclusiva por Primero Noticias. Aparentemente es un martilleo y se escucha al menos cuatro veces más en los siguientes cinco minutos. A las 20:49, en el Centro de Monitoreo todo sigue como si no pasara nada en la celda número 20. A pesar de la repetición de los ruidos, los monitoristas siguen sentados y no se ve señal de alarma. A las 20:50, "El Chapo" decide pararse, estira su cobija y va a la letrina. Aparentemente orina, mientras sigue el martilleo. Instantes después, a las 8: 51 de la noche con 11 segundos, Guzmán Loera se acerca a la regadera y se escucha un ruido como si cayera tierra y se moviera una placa. Se aleja, se vuelve a acercar y se escucha una voz indescifrable procedente del agujero. Vuelve a hacer el mismo movimiento, desaparece de la imagen por unos segundos y luego regresa a cambiarse de zapatos... Es a las 8:52 de la noche y 14 segundos que entra al túnel. Y de nuevo lo mismo, en el Centro de Monitoreo nadie parece estar preocupado por lo que se acaba de ver y escuchar. Es hasta las 9 de la noche con 17 minutos que los monitoristas de la Policía Federal se reúnen frente a dos pantallas y platican, pero sin mostrar alarma. Habían pasado 25 minutos de la fuga. Las autoridades calculan que el reo tardó alrededor de 15 minutos en recorrer y salir del túnel. Vicente Flores Hernández, jefe de esa área de Monitoreo, envía a dos custodios a la celda. Son Juan Ignacio Cuarenta Orozco y Esteban Estrada Ramírez. Llegan a las 9 de la noche con 18 minutos. Le gritan por su apellido: "Guzmán Loera... Guzmán Loera... Guzmán Loera...". Segundos más tarde Cuarenta Orozco y Estrada Ramírez, los custodios, aparecen por completo en la imagen. Hacen una revisión desde afuera de la celda y se comunican por radio: --Comandante ¿Me escucha? --¿Qué pasó? --Hay un hoyo en la regadera. --¿Qué pasó? --Hay un hoyo en la regadera, comandante, hay un hoyo en la regadera. --¿Hay un hoyo? --Afirma, afirma, en la coladera de la regadera hay un hoyo. --¿De qué tamaño? --Grande comandante, grande... --Oye ¿Pero el interno no está ahí? --No comandante, no está. --inaudible. --Lo más rápido posible porque se nos va. Ambos custodios se retiran. A las 9 de la noche con 22 minutos y 54 segundos una voz no identificada llama desde lo lejos a "El Chapo", pero ahora por su nombre y con el tratamiento de Don, como se referían a él el resto de los reclusos. "Don Joaquín... Don Joaquín... Don Joaquín". Un minuto después, los barrotes de las celdas contiguas comienzan a ser golpeados, pero el motivo no queda claro. Los investigadores deducen que los internos creyeron que Guzmán Loera estaba sufriendo un infarto y que a los funcionarios no les importaba. A partir de este momento hay gritos y groserías que podrían resultar ofensivos para los televidentes. (Se recomienda discreción y tomar las precauciones necesarias). --Venga oficial por favor a la 20... --No se pasen de verga... valen pa pura verga, pinches putos. --Ya vienen los primeros auxilios... a ver si así trabajan. A las 9: 25 con 56 segundos, un custodio pide que se abra la celda donde permanecía Guzmán Loera. Se le permite el acceso, ilumina con una lámpara y desaparece, pero los gritos y los golpes continúan durante tres minutos más. --Ya valiste verga, puto, eh --Valen pa pura verga... --A ti también, pinche Canicón, tú también pinche abuelo