Casi tan ubicuas como los teléfonos móviles son las fundas que la gran mayoría de usuarios emplean para proteger su integridad. Cada año se venden más de mil millones en todo el mundo y la mayoría contiene aproximadamente 20 gramos de plástico no reciclable cada una, que puede tardar en descomponerse hasta 500 años. Una alternativa a este modelo la tiene una empresa italiana que vende fundas para iPhone biodegradables que, además, sirven para crear un mini jardín cuando se desechan.