Una segunda
edad dorada del hip hop se abre paso en España. Nunca este sonido había gozado de tanta popularidad,
alcanzado el mainstream desde lo subterráneo. Con un discurso nuevo y toda
la frescura de la juventud, proyectos como Las Ninyas del Corro recuerdan a los
inicios de referentes de los 90, en su caso a Mala Rodríguez.
El debut de
estas catalanas, como el de la andaluza, va sobrado de chulería y flow, de
barras memorables y una mirada desprejuiciada. Laüra Bonsai y Felinna Vallejo
aseguran representar en sus letras “a las charnegas de periferia”, pero
en realidad se han convertido sin quererlo en símbolo de todas esas jóvenes
que sólo han conocido las crisis económicas.
Su imaginario
es singular, recuerda más bien a clásicos de Estados Unidos como Wu-Tang Clan (toda esa fantasía de referencias a las
artes marciales y a la estética anime de sus videoclips). Lo mismo sucede con
las bases (detrás están productores como Yeke Boy y Esse Delgado): elegantes
y rotundas, le tiran al free jazz y huyen de las tendencias de moda.
Las Ninyas
del Corro ocupa un vacío clamoroso: la escasa visibilidad de las mujeres en el
rap en español, una
injusticia que por suerte está cambiando gracias a nombres como Anier, Machete
En Boca, IRA, Santa Salut, Sara Socas y tantas otras. Ellas le han dado la
vuelta a la situación y ahora los hombres, en sus videoclips, son mero atrezo.
José Fajardo.