Mientras los españoles, en la pandemia, las pasábamos putas, los socialistas, en plena pandemia, se iban de putas. Quizá porque para sus señorías, a diestra y a siniestra, todos seamos un pocos eso: meretrices buscando un chulo. ¿Lo somos? Aún hay millones de españoles, votantes, que alimentan las fechorías de un gobierno que apesta a corrupción y a una oposición tremendamente sectaria y mezquina. Sólo así puede entenderse que Sánchez, paradigma del segundo perfil, siga hoy en el poder.