Cuando existe un cliente insatisfecho por tu producto o servicio, no es importante decidir si tiene o no razón, lo importante es decidir si merece la pena perderlo por ese motivo. Un comerciante tiene que valorar al cliente no por la compra que acaba de hacer, sino por la posibilidad de todas las compras futuras. El objetivo es siempre conseguir que tus clientes se sientan felices y regresen. Mirar la caja registradora a corto plazo es tener muy poca visión comercial. Y esto no lo he aprendido en ninguna universidad, me lo han enseñado decenas de comerciantes, tenderos y dependientas en muchos comercios que tienen éxito gracias a estas técnicas.
¿Quieres saber cómo (no) debes tratar a un cliente?