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Un consolador es uno que imparte fuerza y alivio, uno que consuela y puede alegrar, que alivia la miseria o el dolor.
En esta vida, somos bienaventurados en tener familia y amigos que nos consuelan cuando las cosas van mal. Estos, sin
embargo, no siempre pueden proveer el consuelo que necesitamos. Muchos encuentran fortaleza al leer la Palabra. Un
pasaje que ha proveído el consuelo para una multitud innumerable, que está pasando por pruebas es el Salmo Veintitrés.
Aunque sólo menciona el vocablo consuelo (aliento) una vez, cada línea habla de él silenciosamente.
Jesús fue el Verbo hecho carne. Cuando estuvo sobre la tierra, en todo lo que dijo e hizo, Él proveyó consuelo. Hoy, todos
los que le conocen pueden cantar con sinceridad: “¡Oh, qué amigo nos es Cristo!… ¿Vives débil y cargado de cuidados y
temor? a Jesús, refugio eterno, dile todo en oración. ¿Te desprecian tus amigos? dilo a Cristo en oración; en sus brazos
gozo tierno hallará tu corazón.” Antes de Su muerte, mientras hablaba con Sus apóstoles acerca de lo que había de pasar,
Jesús les aseguró que no los dejaría sin consuelo. Él regresaría al Padre sabiendo que el Espíritu Santo, el Consolador,
habría de venir.
By RADIO NACIONAL DE LA IGLESIA DE DIOS DE LOS CAMPOS DEL BOSQUEUn consolador es uno que imparte fuerza y alivio, uno que consuela y puede alegrar, que alivia la miseria o el dolor.
En esta vida, somos bienaventurados en tener familia y amigos que nos consuelan cuando las cosas van mal. Estos, sin
embargo, no siempre pueden proveer el consuelo que necesitamos. Muchos encuentran fortaleza al leer la Palabra. Un
pasaje que ha proveído el consuelo para una multitud innumerable, que está pasando por pruebas es el Salmo Veintitrés.
Aunque sólo menciona el vocablo consuelo (aliento) una vez, cada línea habla de él silenciosamente.
Jesús fue el Verbo hecho carne. Cuando estuvo sobre la tierra, en todo lo que dijo e hizo, Él proveyó consuelo. Hoy, todos
los que le conocen pueden cantar con sinceridad: “¡Oh, qué amigo nos es Cristo!… ¿Vives débil y cargado de cuidados y
temor? a Jesús, refugio eterno, dile todo en oración. ¿Te desprecian tus amigos? dilo a Cristo en oración; en sus brazos
gozo tierno hallará tu corazón.” Antes de Su muerte, mientras hablaba con Sus apóstoles acerca de lo que había de pasar,
Jesús les aseguró que no los dejaría sin consuelo. Él regresaría al Padre sabiendo que el Espíritu Santo, el Consolador,
habría de venir.