Según lo estudiado en la lección ocho de este trimestre, El reino de Dios está compuesto de todos los creyentes nacidos

de nuevo (las ovejas verdaderas) en Cristo Jesús. Es un reino espiritual que no se ve con los ojos naturales. El reino de

Dios y La Iglesia de Dios son dos entidades distintas y separadas con ciertas relaciones la una con la otra. Las Escrituras

confirman esto. El diablo ha usado al hombre para torcer la Palabra de Dios, en su intento de hacer que las dos parezcan

ser la misma cosa o intercambiables, pero Jesús le dijo a la Iglesia: “No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha

placido daros el reino” (Lc. 12:32). El reino se la ha prometido a la Iglesia, pero no son uno y no son lo mismo.

“Cuando estoy sobre mis rodillas, Cristo estará conmigo un tiempo. Él me atraviesa por los valles más bajos. Por eso digo sí,

yo digo, ‘¡Él es bueno conmigo!’ ¡Jesús es bueno conmigo! ¡Él salvó mi alma! ¡Él me libró! Él llevó mis pecados al Calvario. Su

Palabra es verdad. También Su amor. ¡Él es bueno conmigo! Cuando mi vida sobre la tierra se haya acabado, y el rostro de mi

Señor yo vea, Él dirá: ‘Bien has hecho, mi fiel siervo.’ Yo gritaré y diré, ¡oh, mi Señor! ¡eres bueno conmigo!”. Estas son algunas

líneas de un canto escrito por un ministro amado de La Iglesia de Dios, Bill Dixon, que ya ha partido con el Señor. Él escribió

estas palabras como una expresión de agradecimiento a Dios. Su vida y sus palabras fueron testigos de lo bueno que el Señor

fue con él, rescatando su vida, salvando su alma, dándole de nuevo su salud, permitiéndole predicar la Palabra, y tantas otras

cosas. Cada vez que cantaba este canto su voz se llenaba de emoción, obviamente recordando una y otra vez las bendiciones

y las obras milagrosas del poder de Dios. En el Texto Áureo, David habla igual de esta verdad. Él muestra atención al hecho de

que Dios no solamente es bueno y misericordioso, Él suministra abundantemente, aun hasta sobreabundar.

El Salmo Veintitrés revela a Jehová Rophi, que quiere decir: “El Señor es Nuestro Sanador” en ambas líneas: “Confortará

mi alma…ungiste mi cabeza con aceite…”. Cristo pagó el precio de nuestra sanidad, no sólo espiritual y emocionalmente,

sino también en lo físico. Las numerosas similitudes entre las enfermedades literales de las ovejas y las dolencias del

género humano son asombrosas. Hoy, haremos el esfuerzo de examinar algunas de estas.

“Y cuando hubieron comido, Jesús dijo á Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Dícele; Sí

Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos. Vuélvele á decir la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me

amas? Respóndele: Sí, Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis ovejas. Dícele la tercera vez: Simón, hijo de

Jonás, ¿me amas? Entristecióse Pedro de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y dícele: Señor, tú sabes todas las

cosas; tú sabes que te amo. Dícele Jesús: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más mozo, te

ceñías, é ibas donde querías; mas cuando ya fueres viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará á donde no

quieras” (Jn. 21:15-18).

Un consolador es uno que imparte fuerza y alivio, uno que consuela y puede alegrar, que alivia la miseria o el dolor.

En esta vida, somos bienaventurados en tener familia y amigos que nos consuelan cuando las cosas van mal. Estos, sin

embargo, no siempre pueden proveer el consuelo que necesitamos. Muchos encuentran fortaleza al leer la Palabra. Un

pasaje que ha proveído el consuelo para una multitud innumerable, que está pasando por pruebas es el Salmo Veintitrés.

Aunque sólo menciona el vocablo consuelo (aliento) una vez, cada línea habla de él silenciosamente.

Jesús fue el Verbo hecho carne. Cuando estuvo sobre la tierra, en todo lo que dijo e hizo, Él proveyó consuelo. Hoy, todos

los que le conocen pueden cantar con sinceridad: “¡Oh, qué amigo nos es Cristo!… ¿Vives débil y cargado de cuidados y

temor? a Jesús, refugio eterno, dile todo en oración. ¿Te desprecian tus amigos? dilo a Cristo en oración; en sus brazos

gozo tierno hallará tu corazón.” Antes de Su muerte, mientras hablaba con Sus apóstoles acerca de lo que había de pasar,

Jesús les aseguró que no los dejaría sin consuelo. Él regresaría al Padre sabiendo que el Espíritu Santo, el Consolador,

habría de venir.

David dijo de Jehová: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo:

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores…”. David

estaba familiarizado con el “Valle de Sombra de Muerte” al igual que todo pastor en Palestina. Este valle se extendía a más

de cuatro millas, lleno de peligros por los animales salvajes que estaban listos para atacar. ¡Imagínese lo espantoso que

era la oscuridad de ese valle profundo para la oveja que tal vez había entrado allí sola!

Cuando los animales salvajes atacaban, las ovejas de David, por experiencia, sabían que con él estaban a salvo.

Después de todo, ¡había matado a un león y a un oso para salvarlas! David conocía esa misma sensación en su relación

con el Señor. Se sentía seguro con Dios como su constante protector. No tenía razón para temer cuando caminaba por

el peligro, porque sabía que Dios estaba allí. Aunque sus enemigos lo rodeaban y vigilaban, David conocía la provisión y

protección del Gran Pastor.

Un líder muestra el camino al ir adelante, guiando y dirigiendo a los que vienen detrás de él. Existen algunas calificaciones

que un buen líder debe tener. Un líder debe tener una perspectiva de largo plazo de su organización, hacia dónde va y

trabaja para lograr esos objetivos. Los líderes eficaces manejan la presión con éxito. Son optimistas y persistentes sin

importar las circunstancias. Los líderes resuelven los conflictos y desacuerdos de manera constructiva. Un líder sabio no

intenta hacer todo el solo, se esfuerza en desarrollar y animar a otros a que contribuyan, además, les da la oportunidad de

crecer y aprender. Un buen líder inspira, persuade, y motiva a otros a trabajar hacia los objetivos de grupo o individuales.

Él debe tener excelentes habilidades para resolver los problemas, así como la capacidad de administrar los recursos

financieros, informativos y humanos, incluyendo el uso de la tecnología. ¿Cómo encaja esta idea de liderazgo en nosotros

conociendo cómo Jesús lidera y cómo quiere que Sus líderes designados y ungidos dirijan?

Varios años atrás, era popular el “renovar” el acabado de los muebles, quitarles el barniz y alterarlos considerablemente

al cubrirlo con una nueva capa de pintura, barniz, o poliuretano brilloso. A través de este proceso mucha gente destruyó

preciosos objetos de valor. En años más recientes existe un gran fervor por salvar las reliquias familiares y “restaurarlas”

en lugar de renovarlas. Esto no solo las preserva, sino que también aumenta su valor. ¿Qué significa, entonces, restaurar?

Cuando algo se restaura se vuelve a usar, se vuelve a poner en su estado antiguo u original. El Salmista dijo de Jehová,

su Pastor, Él restaurará mi alma, “Confortará mi alma…”.

La paz se conoce como el estar libres de guerra y de pleitos. Una vez alguien hizo una investigación acerca de los

tiempos de guerra y de paz: “¡Desde el año 3600 A.C., el mundo sólo ha conocido 292 años de paz! Durante este periodo

ha habido 14,351 guerras, grandes y pequeñas, en las cuales 3.64 billones de personas han muerto. Se han hecho más

de 8.000 tratados de paz —y no se han cumplido. Con el valor de la propiedad destruida se pagaría por un cinturón de oro

que le daría la vuelta al mundo midiendo 153.43 kilómetros de ancho y 10.05 metros de grueso.” Desde el tiempo de esta

investigación las guerras han continuado y serán inevitables hasta que el Señor regrese.

Aunque la paz se describe a menudo como la ausencia de guerra, es mucho más que eso. Es calma y silencio interno.

Las noticias están llenas de personas que claman por la paz. La paz sigue siendo la prioridad número uno para la mayoría

de la población del mundo. ¡Qué bendecidos somos de haber encontrado la respuesta a lo que tantos están buscando!

Verdaderamente, los cristianos hemos encontrado esa paz perfecta.

“Necesito un Doble-R,” es una frase común, que significa que la persona necesita relajamiento y relajación. Descansar se

define como dormir o relajarse en silencio. Es alivio, o libertad, de los disturbios que pueden ser emocionales, así como físicos.

Vivimos en uno de los tiempos más apresurados de la existencia de la humanidad. Parece que todos están ocupados,

y se ocupan cada vez más. La mayoría de esta ocupación es mental. Alguien puede simplemente sentarse mirando a la

pantalla de una computadora todo el día analizando datos y, sin embargo, sentirse completamente exhausto al final del día

laboral. Esta carga mental a menudo se lleva al hogar (televisión, video juegos, Internet, etc.). Cuando el hogar debería

proveer el descanso, tal vez encuentre poco descanso ahí. Tomemos tiempo para bajar la velocidad y consideremos lo que

en realidad el texto áureo significa.