Aunque Perry tiene una abultada, casi
exagerada, discografía a sus espaldas en este nuevo trabajo despliega por fin
junto a su inseparable productor Adrian Sherwood todas aquellas habilidades que
lo hicieron especial y único. Un álbum inspirado grabado con el sonido y la
tecnología de la producción contemporánea pero que respira lo mejor del dub
progresivo de la vieja escuela.