Se nos va de ojo el sin fin de palabras que difuminan su significado original, pervertido por el uso mercantil que se hace de ellas.

Gozar y experimentar son términos en trance de mutar utilizados como reclamo para vendernos una experiencia o un goce asociado a un objeto.

Desaparece así el encanto de descubrir por uno mismo lo desconocido, frente a lo previsto y programado que anticipa lo que nos vamos a encontrar y sentir. No todos gozamos por igual y con las mismas cosas, ni gozar se limita a los placeres carnales, pues el goce surge espontáneo ante una situación que despierta emociones y sentimientos que solo conocemos nosotros y no los demás. Igual sucede con el término experimentar que al mercantilizarse se masifica y pierde el valor de vivido por uno mismo, que anticipa un anuncio que lo vive por ti. De este modo se limita la libertad para elegir aquello con lo que queremos gozar y experimentar, que adquiere más sabor cuando lo descubrimos por nosotros mismos en nuestro andar por la vida. ¡Que no se te vaya de ojo!