Los congestionamientos viales en la Ciudad de México, provocados por las manifestaciones que en esa urbe se realizan continuamente, crean malestar entre los ciudadanos, que ven restringido su derecho a la circulación; a pesar del malestar que causa, el derecho a manifestarse debe protegerse, pues es una prerrogativa fundamental para la preservación de una sociedad democrática y cuando esta es operante, ese derecho se encuentra regulado para que, quienes expresan públicamente puedan hacer patente su inconformidad, con la menor restricción a los derechos de circulación por la de los demás.