Vivo en una pequeña ciudad bajo la sombra de una montaña que parece estar viva. Aquí, hay reglas extrañas que nunca debes romper: no mires la montaña después del anochecer, no escuches la radio tarde en la noche, y nunca camines solo en la oscuridad. Lo aprendí por las malas, porque quienes ignoran estas reglas, desaparecen... o regresan cambiados.