Encontré una página pirata llamada AnimeX que me permitía ver cualquier anime, incluso aquellos que nunca existieron. Al acceder, había una lista de reglas extrañas que debía seguir: no ver episodios a ciertas horas, no buscar animes que no recordara claramente, y no pausar por más de cinco minutos. Romper las reglas desencadenó eventos imposibles: episodios que reflejaban mi vida, figuras oscuras que parecían observarme, y un ciclo que casi me atrapó para siempre. Fue un juego macabro, pero logré salir siguiendo sus condiciones. Ahora, sólo queda el temor de que alguien más encuentre esa página.