Hace seis meses, el mundo en el que vivíamos era muy
diferente al actual. En aquel, Dolores Aguirre, más conocida por ser una de las
mitades de las argentinas Perotá Chingó, viajó en pleno verano argento a Agua
de Oro, una localidad turística que forma parte del municipio del departamento
de Colón, en la provincia de Córdoba, en las faldas orientales de la Sierra
Chica. Allí no solo se encontró con su amigo, músico y productor Ezequiel Borra
en un espacio diáfano en el que cohabitan instrumentos, colchones, un
ordenador, una silla y un par de micrófonos.
Allí es donde Dolores Aguirre decidió que lo de Lola
Membrillo no sería solo un buen nombre de usuario para sus redes sociales o un
apelativo que utilizar para algunas colaboraciones puntuales en paralelo a su
trabajo en Perotá Chingó; sino que allí, sentada en la silla de Borra, con
un micrófono apuntándole a la boca y otro a su guitarra criolla, iniciaría un
parto en crudo, sin epidurales.
Ese parto se llama ahora “Parda”, un debut mínimo de seis
canciones y quince minutos, que curiosamente no sabe a poco. Lola Membrillo
consigue traspasar la coraza de las superproducciones contemporáneas (incluido “Muta”,
el ambicioso y bellísimo último disco de Perotá Chingó, publicado hace menos de
un año), en favor de volver a las bases: discos que parecen conciertos domésticos,
susurros al oído, que nos trasladan a referencias como aquel concierto de
Vinícius de Moraes, Maria Creuza y Toquinho en La Fusa marplatense
cincuenta años atrás.
Ese universo, pero en soledad, es el que se proyecta en estas
seis canciones. Se bascula a través de la bossa nova de corte folk (“Alturas
confusas”), se acerca al neosoul que suena a madera, a medio camino entre
Lianne La Havas y Corinne Bailey Rae (“Pasajeros” o “Sur marino”), juega con
las energías de la guitarra instrumental más incidental (“Sampa”), proyecta canciones
de una frontalidad repleta de sensualidad y verdad (“Tu casa”) y hasta se lanza
al experimento lo-fi y antifolk a lo Moldy Peaches (“Dónde estás Tai”). Buenas
noticias para los amantes de las canciones que son abrigos: Lola Membrillo ya
está aquí.
Alan Queipo