Convertido en un país independiente, Guinea siguió manteniendo lazos con España: uno de ellos fue el sistema monetario. El país sustituyó a la peseta por la peseta guineana, que entró en circulación en 1969. Esta divisa estaba claramente relacionada con la española, su nombre y denominaciones eran idénticas y sus diseños similares; y es más, fueron impresos por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre de Madrid. Esto demuestra que Guinea seguía manteniendo una fuerte dependencia económica y técnica de España: necesitaba garantizar la confianza en su nueva divisa y mantener el flujo comercial, por lo que era mucho más sencillo mantener un sistema económico heredado que comenzar con uno nuevo. Además, el nuevo estado no poseía la infraestructura necesaria para imprimir billetes y tuvo que recurrir a la FNMT.