El esfuerzo bélico necesitó de una cantidad de capital increíble y, como parte del sistema monetario dedicado a la guerra, una de las respuestas fue la producción de escalines. Los escalines circulaban en los Países Bajos Españoles desde época del Archiduque Alberto e Isabel Clara Eugenia, que comenzaron a acuñarlos en el año 1616 (muchas veces se llaman “pauwenschelling” o “schellin”/escalín del pavo). Por tanto, esta moneda no era una novedad pero Felipe IV intensificó su producción para mantener el circulante de moneda para las transacciones cotidianas en sus territorios.