Los espirituales deben restaurar al que peca (Gálatas 6:1).

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

Si somos espirituales podremos ayudar al hermano que ha pecado, y lo haremos con humildad, paciencia y consideración.

Dios quiere que tengamos vida, y que, el que ha sido sorprendido en alguna falta sea restaurado. Y los que son espirituales se sientan en el deber de restaurar al hermano que ha cometido una falta. Pero al restaurar al hermano debe haber humildad. Además es necesario tener paciencia y perseverancia en el proceso de restauración para colocar nuevamente en el cuerpo espiritual ese miembro dislocado.