Se nos va de ojo la obsesión de los medios de mitificarlo todo. En especial el triunfo profesional, que vemos reflejado en los miles de personas que están dispuestas a hacer cualquier esfuerzo, con de estar lo más cerca posible de sus ídolos; ignorantes de que el ídolo, el mito, es una creación cultural ejemplarizante para adocenar y orientar el pensamiento, la emoción y las conductas.
Hoy el mito no se forja mediante una hazaña única y legendaria, sino del oropel profesional y privado, que los medios convierten en referentes sociales y los idólatras adoptan imitando su estilo de vida, incluso su aspecto físico, o llegando a sufrir como propios los vaivenes sus vidas que justifican acríticamente, aunque sean poco ejemplarizantes. En el mito se mezcla el éxito y la persona que, como todas, es contradictoria y comete errores; por eso los ídolos siempre defraudan las expectativas ilusorias que se depositan en él. Frente al ídolo, la admiración que desliga a la persona del éxito profesional, y mantiene vivo pensamiento crítico. ¡Que no se te vaya de ojo!