El Señor es merecedor de nuestra mejor alabanza, por lo cual también nos dió instrumentos para exaltar su nombre. El pandero, el aro de gloria, el manto, las banderas y los cintos, son nuestras herramientas como danzoras para brindarle nuestra adoración. Debemos utilizarlas con todo entendimiento, ya que por medio de ellas hacemos guerra espiritual en nuestra danza. Sabiendo que lo que hacemos es algo muy especial y debe ser genuino. 3 Alaba su nombre con danza, y acompáñala con panderetas y arpas, 4 porque el Señor se deleita en su pueblo; él corona al humilde con victoria. Salmos 149: 3-4