Es costumbre en las personas la conmemoración de hechos importantes acaecidos a lo largo de su vida, tanto familiares como profesionales. Los oficiales y suboficiales de la Armada conmemoran una serie de aniversarios de fin de carrera, siendo el cuadragésimo el que culmina esta trayectoria militar, cerrando lo que se puede denominar su “cuaderno de bitácora”, es decir, su hoja de servicios.

En nuestra riquísima historia de las armas y de las letras, allá por el siglo XVI, aparecen, precisamente unidos por la mar, la galera y el egregio Miguel de Cervantes Saavedra. Si en Cervantes se encarnaron de modo eminente «la espada y la pluma», pensamos que también en su literatura brilla, cuando es el caso, el trinomio «la espada, la mar y la pluma».

Dedicamos aquí un segundo artículo a las misceláneas, definidas como: "curiosidades que dan las escrituras antiguas, cuando hay paciencia para leerlas, que es menester no poca”. Son un glosario de sucesos añejos, más o menos insólitos o singulares, algunos de ellos con un toque de humor. En nuestro artículo van referidas mayoritariamente a cosas de la mar.

Juan Fernández fue un navegante español, incansable en sus expediciones. Pero su campaña más conocida tiene su origen en la dificultad por mar entre Perú y Chile que, pese a los vientos y corrientes desfavorables, consiguió eludirlos, acortando sobremanera el tiempo de tránsito.

El escorbuto es una enfermedad que se presenta al no consumir vitamina C. Hasta el siglo XVIII permanecer en la mar durante meses sólo era posible si el problema del escorbuto estaba resuelto. La historia del escorbuto en la mar se remonta a la época de los grandes viajes de descubrimiento. Fue Magallanes el que se encontró de lleno con el escorbuto al cruzar el océano Pacífico durante más de tres meses. El escorbuto diezmó literalmente las tripulaciones.

Los archipiélagos de Palaos, Marianas y Carolinas, en el Pacífico, fueron los últimos vestigios de soberanía española en Ultramar. Es en la isla de Guam (Marianas), donde la presencia hispana fue más dilatada e intensa, dada su importancia como única escala del galeón de Manila. San Ignacio de Agaña representa el único caso de ciudad, la primera y por mucho tiempo la única de Oceanía.

Resulta cuando menos extraño que la Marina construyera, en el punto posiblemente más alejado del mar en cualquier dirección, un enorme hospital para tuberculosos. Pero precisamente por ser el centro geográfico de la península, la ubicación resultaba equidistante a la mayor parte de las instalaciones de la Armada Española.

Después de Lepanto, España cambió su mentalidad marítima por una mentalidad continental. Tristemente, justo cuando podíamos haber seguido sobre el azul del mar el caminar del sol, nos detuvimos como siervos de la gleba para conservar los terruños ocupados, dejando a un lado la derrota a seguir para garantizar nuestra trabajosa y cruentamente ganada primacía en el mundo.

A lo largo del siglo XVIII, fueron llegando al arsenal de la Carraca multitud de operarios en busca de trabajo. La vida diaria de los operarios de la Maestranza y de la marinería y tropa, debió de ser muy dura en el siglo de la Ilustración. Buena parte de ellos, sobre todo los extranjeros, vivían en el propio arsenal, hacinados en cuarteles con una precaria habitabilidad. La mayoría de las casas, por así llamarlas, eran auténticas chabolas fabricadas con maderas y materiales excluidos.

Pareciera que los pescadores del Cantábrico y de Huelva no podrían tener una estrecha relación con los pueblos de la provincia de Palencia, tan interiores, tan alejados del mar. En cambio, la tienen. Y mucha.