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Grupos de pescadores artesanales protestan porque la Cámara Alta de Chile redujo el porcentaje de sus capturas en especies como la jibia, la merluza común y el jurel; mientras que la Cámara de Diputados los había favorecido. Su pugna se da mientras se discute la Ley de Fraccionamiento, que aborda la cantidad de recursos que se captan en el mar entre la pesca artesanal e industrial.
Evitando el paso de buques pesqueros a las costas y manifestándose en frente del Congreso. Así los pescadores artesanales chilenos muestran su descontento. El Senado echó para atrás las ventajas que les había dado la Cámara de Diputados al aprobar en la primera etapa la Ley de Fraccionamiento, un proyecto que divide cuánto porcentaje de cada tipo de pescado pueden pescar ellos y cuánto las grandes industrias.
Surgió como una de las banderas políticas del presidente Gabriel Boric para revertir la actual Ley de Pesca, conocida como Longueira y que rige desde el 2013. Su crítica es que fue aprobada con corrupción para favorecer las industrias.
“Esta nueva ley es profundamente relevante porque el pasado, presente y futuro de nuestra patria está indisolublemente vinculado al mar, a sus miles de kilómetros de costa y también porque la actual Ley de Pesca no tiene la legitimidad ni cumple con los estándares que la democracia exige”, señaló el mandatario el 21 de diciembre de 2023, cuando presentó el proyecto normativo para renovar la Ley de Pesca.
Pero los congresistas opositores ralentizaron la discusión. Querían debatir uno a uno los 370 artículos, a lo que el Gobierno respondió presentando en septiembre de 2024 la Ley de Fraccionamiento. Esta era únicamente dos artículos para discutir las cuotas de pesca y no todos los temas globales de la ley anterior.
La primera victoria del Ejecutivo la tuvo en la Cámara de Diputados en octubre de 2024, pero le duró pocos meses, pues durante el verano el Senado modificó el proyecto de ley aprobado en primer debate.
El descontento de los pescadores artesanales está en la diferencia de porcentajes que aprobó la Cámara y los del Senado. La discusión se concentra en tres tipos de pesquería, de las 18 en las que cambiarían las cuotas: el jurel, la merluza común y la jibia.
El jurel es la principal pesca de Chile. La Cámara aprobó que en las regiones del norte, los pescadores artesanales pudieran obtener del 10 al 20 y con hasta el 35% en el resto del país. Pero el Senado redujo la cuota a un 25%, dándole la supremacía a las industrias con un 75%. Esto es más que la cuota de la Ley de Pesca que existe, pues divide un 40% para la pesca artesanal y un 60% a la industrial.
Para la merluza común, los diputados priorizaron a los pescadores artesanales con una cuota del 70%, mientras que los senadores la redujeron a un 43%. De nuevo, con balanza inclinada a los grandes pescadores, con un 57%.
Finalmente, para la jibia, los senadores también redujeron el porcentaje. El primer debate le había dado un 90% a los artesanales, pero en la segunda discusión se bajó a un 80%. Con la particularidad de que la ley chilena obliga a que este molusco solo se pesque manualmente y no con pesca de arrastre como la industrial, que hala redes por el fondo del océano destruyendo los ecosistemas marinos.
Los cambios que implementó el Senado en la Ley de Fraccionamiento todavía no están en firme. Falta la aprobación de la Comisión de Hacienda del Senado, presidida por el centroderechista Felipe Kast.
Desde el sector de los artesanales lo acusan de dilatar la votación, pues se postergó al menos hasta el 7 de abril.
“Por eso aquí el presidente tiene la embarrada. Las protestas las lleva él por no darle apuro a la cuestión”, señaló Pedro Tognio, presidente del sindicato de Pescadores de Caleta Portales.
En medios locales, Kast ha negado los señalamientos y afirma que la ley necesita discutirse en detalle.
Cuando la Comisión tome su postura, la ley pasará a un grupo mixto de diputados y senadores, que tendrá la última palabra.
Grupos de pescadores artesanales protestan porque la Cámara Alta de Chile redujo el porcentaje de sus capturas en especies como la jibia, la merluza común y el jurel; mientras que la Cámara de Diputados los había favorecido. Su pugna se da mientras se discute la Ley de Fraccionamiento, que aborda la cantidad de recursos que se captan en el mar entre la pesca artesanal e industrial.
Evitando el paso de buques pesqueros a las costas y manifestándose en frente del Congreso. Así los pescadores artesanales chilenos muestran su descontento. El Senado echó para atrás las ventajas que les había dado la Cámara de Diputados al aprobar en la primera etapa la Ley de Fraccionamiento, un proyecto que divide cuánto porcentaje de cada tipo de pescado pueden pescar ellos y cuánto las grandes industrias.
Surgió como una de las banderas políticas del presidente Gabriel Boric para revertir la actual Ley de Pesca, conocida como Longueira y que rige desde el 2013. Su crítica es que fue aprobada con corrupción para favorecer las industrias.
“Esta nueva ley es profundamente relevante porque el pasado, presente y futuro de nuestra patria está indisolublemente vinculado al mar, a sus miles de kilómetros de costa y también porque la actual Ley de Pesca no tiene la legitimidad ni cumple con los estándares que la democracia exige”, señaló el mandatario el 21 de diciembre de 2023, cuando presentó el proyecto normativo para renovar la Ley de Pesca.
Pero los congresistas opositores ralentizaron la discusión. Querían debatir uno a uno los 370 artículos, a lo que el Gobierno respondió presentando en septiembre de 2024 la Ley de Fraccionamiento. Esta era únicamente dos artículos para discutir las cuotas de pesca y no todos los temas globales de la ley anterior.
La primera victoria del Ejecutivo la tuvo en la Cámara de Diputados en octubre de 2024, pero le duró pocos meses, pues durante el verano el Senado modificó el proyecto de ley aprobado en primer debate.
El descontento de los pescadores artesanales está en la diferencia de porcentajes que aprobó la Cámara y los del Senado. La discusión se concentra en tres tipos de pesquería, de las 18 en las que cambiarían las cuotas: el jurel, la merluza común y la jibia.
El jurel es la principal pesca de Chile. La Cámara aprobó que en las regiones del norte, los pescadores artesanales pudieran obtener del 10 al 20 y con hasta el 35% en el resto del país. Pero el Senado redujo la cuota a un 25%, dándole la supremacía a las industrias con un 75%. Esto es más que la cuota de la Ley de Pesca que existe, pues divide un 40% para la pesca artesanal y un 60% a la industrial.
Para la merluza común, los diputados priorizaron a los pescadores artesanales con una cuota del 70%, mientras que los senadores la redujeron a un 43%. De nuevo, con balanza inclinada a los grandes pescadores, con un 57%.
Finalmente, para la jibia, los senadores también redujeron el porcentaje. El primer debate le había dado un 90% a los artesanales, pero en la segunda discusión se bajó a un 80%. Con la particularidad de que la ley chilena obliga a que este molusco solo se pesque manualmente y no con pesca de arrastre como la industrial, que hala redes por el fondo del océano destruyendo los ecosistemas marinos.
Los cambios que implementó el Senado en la Ley de Fraccionamiento todavía no están en firme. Falta la aprobación de la Comisión de Hacienda del Senado, presidida por el centroderechista Felipe Kast.
Desde el sector de los artesanales lo acusan de dilatar la votación, pues se postergó al menos hasta el 7 de abril.
“Por eso aquí el presidente tiene la embarrada. Las protestas las lleva él por no darle apuro a la cuestión”, señaló Pedro Tognio, presidente del sindicato de Pescadores de Caleta Portales.
En medios locales, Kast ha negado los señalamientos y afirma que la ley necesita discutirse en detalle.
Cuando la Comisión tome su postura, la ley pasará a un grupo mixto de diputados y senadores, que tendrá la última palabra.