La osteogénesis imperfecta (OI) comprende un grupo heterogéneo de trastornos genéticos caracterizados por un aumento de la fragilidad ósea, baja masa ósea y susceptibilidad a fracturas óseas de gravedad variable.
Nos hacemos eco de la noticia del pasado mes de noviembre en la sección digital Que
que nos expuso un par de ejemplos de vidas insuperables. Una de ellas es Benjamín
Mejía.
Benjamín Mejía dejó de utilizar los lápices para colorear, y empezó a verlos como una
forma de arte. Su creatividad, constancia y trabajo le llevaron a crear diferentes
esculturas le han hecho ganar los certámenes de arte a los que se ha presentado.
Mejía ha tenido que enfrentarse desde que nació a la Osteogénesis Imperfecta, más
conocida como “huesos de cristal”. Siendo un niño, esta patología le llevó a sufrir 6
fracturas femorales, 3 en cada pierna. La última vez, a los 11 años, sufrió una rotura
que le provocó un acortamiento en la pierna izquierda de 4 centímetros.
“Utilizo alza ortopédica dentro de mi calzado, el cual debe ser de talón alto, y zapatos
tenis de basquetbolista para todas mis actividades. No puedo realizar trabajos que
impliquen estar de pie todo el día. Además tengo problemas auditivos en ambos oídos
y, aunque cuento con un aparato para el oído izquierdo, necesitaría unos audífonos
mejores”.
Benjamín se levanta a las seis y media de la mañana, y dedica su día a estudiar y
realizar ejercicios de musculación principalmente. “Practico 3 horas de pesas, y 35
minutos de cardio en bicicleta estacionaria. Me encanta el ejercicio, lo hago por mi
salud, apariencia y autoestima. Me gustaría dedicarme al Fisicoculturismo Paralímpico,
porque me ayudaría mucho a mi condición física y calidad de vida. También me gusta
cocinar para mi familia, cuidar mi pequeña colección de orquídeas silvestres, hacer
tareas del hogar y leer”.
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