Llevan años encontrándose en escenarios o en los platós
de televisión donde Lito Vitale lleva décadas siendo una especie de receptor de
invitados musicales que se hermanan con su piano; pero, hasta ahora, EL
guitarrista y EL pianista, ambos en mayúsculas, no se habían encontrado en un
estudio de grabación para producir juntos un álbum.
“Salinas Vitale: Desde el Alma” es bastante transparente
ya desde el título: la guitarra de Salinas y el piano de Vitale, dos leyendas
absolutas de la música instrumental argentina y de los vasos comunicantes que
existen entre la música incidental, la folclórica, la cultura rock y la
vanguardia, se hermanan en un ejercicio casi esencial,
donde bucean por un cancionero popular de especial acento argentino (y,
concretamente, tanguero), pero con algunas excursiones a otros estilos.
De ahí que tangos como “Malena” o “Nunca tuvo novio” se
mezclen con canciones de corte tradicional como “La Pomeña” o “Alfonsina y el
Mar”; a la vez que se acercan al jazz de dormitorio (con “Estate”) o al pop
comercial con “Mi persona favorita” (canción de Alejandro Sanz y Camila
Cabello), en la única canción con voz, precisamente de Juan Salinas, hijo de
Luis.
En cualquier caso, lo más interesante del álbum, más allá
de cómo es la selección del repertorio o de ciertos caprichos o permisos
públicos, es esa innata capacidad de ensamblarse de dos artistas a los que
no se les ve el ego en ninguno de los 50 minutos que dura el álbum: hay algo
que habita en esa conexión, de tocar sin mirarse o mirándose demasiado, algo
que va naciendo en el encuentro de dos iconos incombustibles de la música
popular y el instrumentismo argentino.
Alan Queipo.