Hay una técnica japonesa llamada kintsugi, la cual se basa en reparar objetos rotos con materiales preciosos (como el oro) y volverlos como nuevos pero dejando en evidencia que estuvo roto, porque eso lo hace único y de gran valor. De la misma forma así es con nuestra vida. A veces ocultamos que estamos rotos cuando eso es lo que nos hace únicos y de inmenso valor, el pasar por pruebas y dificultades, y de la misma forma “repararnos” con buenas cualidades y actitudes como la paciencia, la templanza, resiliencia, entre otros, nos hace únicos. Siempre hay una luz al final del túnel :)
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