"Dentro del caldero el aceite hervía todavía en indolente ebullición, y empujaba ocasionalmente a la superficie un trozo de perro".

Nuestro pasado nos define, y vivir experiencias que van más allá de lo cotidiano tiene un precio. Boffer Bings deja aquí su testimonio de los recuerdos de su familia, de lo que sucedió cuando era tan solo un niño y que marcó profundamente su sensibilidad.

"No voy a negar que he sentido el impulso de acercarme a la ventana, pero por razones bastante diferentes que uno podría imaginar".

Hanns Heinz Ewers escribió este relato inspirándose en los misteriosos eventos sucedidos en un pequeño hotel parisino. Tres suicidios tuvieron lugar en la habitación número siete, y sucedieron en circunstancias idénticas. Esto llamó la atención de la policía y de un buen número de interesados que leyeron sobre el asunto en los periódicos. Richard Braquemont, un estudiante de medicina planteó que podría echar luz sobre el misterio y se alojó en la habitación con la supervisión de la policía. Tras lo que le ocurrió, encontraron un diario en el que dejó escrita su experiencia en la habitación número siete del Hotel Stevens.

"Me es imposible decir cómo aquella idea se me metió en la cabeza por primera vez, pero una vez concebida me acosó noche y día (...) me parece que fue su ojo..." Un relato sobre la obsesión y cómo algo insignificante puede arrancarnos poco a poco la cordura y la humanidad.

"No soy dado a dejarme llevar por emociones de ningún tipo, pero mi asombro es enorme cuando veo lo que iluminan estos rayos".

Todo tiene un precio, y a veces lo que comienza como algo cotidiano puede acabar desvelando maravillas olvidadas por el tiempo. El oceano espera paciente a que despierten de nuevo lo que duerme en su vasto estómago. Cuando el submarino alemán U29 desapareció sin dejar rastro no se pudieron hacer más que especulaciones. Sin embargo, hace unos meses se encontró una caja flotante en las costas del Atlántico que contenía el diario grabado del capitán del U29. Estas son sus grabaciones.

"Que el mundo exterior se las arreglara como pudiese, mientras tanto sería locura afligirse o pensar en él".

La Muerte Roja se extiende por la región arrasando con todo a su paso. Sin embargo, en los planes del Príncipe Próspero no está controlar la brutal pandemia. Ante el caos, decide recluirse junto con su corte en una de sus grandes abadías fortificadas. Allí olvida por completo el mundo exterior, entregándose a una vida llena de desenfreno y placeres. Pero ignora que todo tiene un precio, pues cuando uno huye de aquello que teme, el terror penetra por cualquier grieta, salva cualquier obstáculo como un ladrón en la noche. El tiempo corre para los que osan desafiar a la muerte. Se acerca la medianoche.

"Y el alma de la dama palpitó como la llama de una lámpara que está próxima a extinguirse".

La pintura es un arte que esconde raros poderes. No hay amor que supere la voluntad del artista que plasma sobre el lienzo la naturaleza que él mismo observa, y aunque el arte pueda inmortalizar todo lo que esté a su alcance, aquello que representa acaba por perder una parte de sí mismo. A veces, el artista desconoce que todo tiene un precio, y en esta historia la pintura no tiene piedad sobre los que quedaron para siempre en sus retratos, en toda su viva belleza.

"Se dice que en Ulthar nadie puede matar a un gato".

El Gato es un animal críptico y a pesar de haber compartido una eternidad con ellos, nos son desconocidos sus orígenes. Los incautos que amenazan a estas criaturas desconocen las consecuencias que pueden provocar sus actos, ya que infringen leyes naturales ocultas al discernimiento humano. Cuando la soberbia humana insiste en reinar sobre la naturaleza, nunca se sabe bajo qué forma llegará el precio a pagar, pues para el cosmos todo tiene un precio.

En Ulthar, ciudad de las Tierras del Sueño, existe una ley que protege a los gatos de cualquiera que pretenda darles muerte. Estas son las circunstancias que llevaron a sus habitantes a aprobar la famosa ley que dicta que "Ningún hombre puede matar a un gato".