Las invocaciones en la Legislatura y agencias de gobierno son un chantaje psicológico con el fin de dar la impresión de que todos comparten la misma fe, aprovechando para demonizar al que no entra por el aro.

Mientras prendemos velas para que Trump imponga su última voluntad de aflojarle $2,000 a cada estadounidense, en la Comisión Estatal de Elecciones, como Penélopes de los partidos, tejiendo y destejiendo votos, siguen contando ausentes.

Mayra Montero reclama a los políticos que intentan dirigir el país, que estén presentes en un momento tan dramático como el que estamos viviendo con el colapso del telescopio y la pandemia.

En enero, asentada la euforia, Biden tendrá que enfrentarse a sus promesas de campaña y atender grandes temas como la política ambiental de la nación, o la situación de los estados que se asoman a la bancarrota. Le tocará aclarar las relaciones comerciales con China, definir su política hacia el Oriente Medio, y subsanar los desencuentros con Europa. Casi nada.