Dialogar ha sido, desde siempre, la mejor forma de desarrollarse como humano. Lo saben las profesoras de primaria que obligan a dos niños a que hablen entre sí para que uno perdone al otro por haberle clavado un punzón en el oído. Y lo saben, también, todos los hombres que en la cena de Navidad te recuerdan que eres un fracaso y que nadie va a quererte nunca para decirte, al ver cómo te bebes la botella de vino tú solito: ¡joder como estamos, si es que no se puede hablar! En el séptimo capítulo de Maldita Sea, Fran Ramírez y Javier Navarro-Soto hacen del diálogo el tema principal, y se plantean el uno al otro una serie de cuestiones. Descubren, así, que son mucho peores de lo que pensaban en un principio.