¿Cómo puede conseguir
distanciarse una cantaora de la Generación Z que publica su álbum debut poco
más de un año después de “El Mal Querer” y con una producción que conecta raíz
flamenca con una producción de corte urbano-electrónico? Con una voz propia. Afortunadamente,
María José Llergo la tiene: llevamos escuchándola como promesa emergente desde
hace dos años, cuando su “Niña de las dunas” comenzó a circular en mentideros y
foros. Finalmente, tras varios singles y actuaciones en algunos de los escenarios
más icónicos, la cantaora cordobesa presenta su esperado debut formal.
El principal reto de
“Sanación” era demostrar que, más allá de la asociación instantánea con otras
artistas españolas de estos últimos años (de Rosalía a Rocío Márquez, Sílvia
Pérez Cruz, Nita o Soleá Morente, entre otras), María José Llergo tiene un
discurso sonoro y artístico detrás que la ubica en un nuevo sitio, aún no
explorado. Para este debut se alía con Lost Twin, productor más ligado a la
electrónica de corte urban, y nos lo presenta casi como una cura para los males.
Sus referencias van desde
el r&b más negro hasta el cante más profundo de la Andalucía de los
suburbios o su propio entorno (se escucha a su abuelo, se escucha el crujir de
su casa en Pozoblanco, hay loas a su abuela…), y su voz, fina y dulcificada,
parece que se va a quebrar en cualquier momento; pero sus canciones suenan como
un bálsamo sanador repleto de fortalezas y de marcas propias. Ella misma nos lo
dice al oído al inicio de la imponente “Soy como el oro”: “¿pa’ qué llora y
llora el corazón mío, si llorando no gana lo que he perdío?”. Con María José,
ganamos todos.
Alan Queipo