Sección del programa de Rpa "La radio es mía" que demuestra que la modernidad es algo que viene de antiguo. Emisión del 14/2/2022, decimooctava de la séptima temporada y cuarta y última de las dedicadas a María Felicia García Sitches, La Malibrán.

La semana pasada la dejamos repudiada por la sociedad parisina por vivir con su amante Charles Bériot cuando legalmente, aunque éste la hubiera engañado, seguía siendo la esposa del banquero Eugene Malibran. El escándalo creció por una serie de cancelaciones en el teatro de los Italianos. No podía hacerlo público, pero nuestra moderna estaba embarazada. Finalmente canceló todos sus compromisos y marchó a vivir a Bruselas, donde dio luz a un hijo muerto.

Aún recuperada, María no quería volver a París y decidió probar suerte en Italia. No pudo hacer nada mejor ni para ella ni para los paisanos de la ópera italiana. Su éxito fue tan tremebundo que se desató la Malibranía, un fenómeno de fans que se adelantó al que la década siguiente se produjo con pianistas como Lizst, Chopin o Thalberg. En Nápoles se acercó por vez primera al repertorio de Vincenzo Bellini y se convirtió en su mejor traductora. «Desde ahora, aquello que ordene la Malibrán, Bellini lo cumplirá». Pero no todo eran buenas noticias. Mientras ella canta en Roma recibe la noticia de la muerte de su padre en París. Firmó su debut en La Scala de Milán, pero no pudo cumplir potque no quería correr riesgos en su nuevo embarazo. El 12 de febrero de 1833 nació su único hijo, Charles Wilfrid de Bériot.

Ya madre, cumple su renovado compromiso en La Scala y hace olvidar a la mismísima Giuditta Pasta con su recreación de la Norma de Bellini. Luego vino Venecia, donde fue feliz, y navegó en góndola gris claro escoltada por sus fans y salvó, con un concierto benéfico, el Teatro San Giovanni Crisostomo que desde entonces es el Teatro Malibrán.

Huyendo de la epidemia de cólera, la Malibrán vuelve a Inglaterra donde triunfará con la Leonora del Fidelio de Beethoven y encontrará la muerte tras caer de un caballo en una cacería en Surrey. Aunque era una fantástica amazona, su caballo se encabritó, la tiró al suelo y, con el pie enganchado en el estribo, la arrastró como un muñeco. Pese a ello, a los pocos días volvió a los escenarios, pero algo iba mal. «Me siento mal, muy mal desde entonces. Noto que tengo un coágulo en la cabeza y sé que no me recuperaré», confesó a su hermana pequeña Pauline, nuestra próxima protagonista.

Tras un último recital en Manchester, el 13 de septiembre de 1836, se desmayó en el camerino. Diez días después, en el Hotel Mosley-Arms murió la mujer y nació el mito.