1.035.- Marina Perezagua narra en La playa el abismo de la maternidad ante la supervivencia de su hija hiperprematura y el cruel abandono de su madre
La Biblioteca de Sollo. Episodio 40
(Entrevista de Manuel Sollo). “Quiero a mi hija viva: viva
como sea”. Esta es la petición, casi súplica, de
una madre primeriza que tiene que dar a luz en circunstancias de
vida o muerte en un hospital de
Nueva York. Cumple veinticinco semanas de gestación y su hija nacerá con un peso de 625 gramos. Es una
bebé hiperprematura, cuya supervivencia al límite de lo humano es casi imposible. Y sin embargo, vivirá con el nombre de
Estrella. Nos lo cuenta la escritora
Marina Perezagua en
La playa (Pre-Textos), una obra confesional, de carácter autobiográfico, con la que obtuvo el III Premio de Novela Ciudad de Estepona. A la angustia por esa niña que resiste en una incubadora, se une
la soledad y el miedo. La madre de la narradora, abuela de la bebé, las ha abandonado cuando más la necesitan. Es el culmen de una
relación de afectos rotos que tiene su origen años atrás, en la infancia, en el trágico suceso que ocurrió en esa playa del título. Este es un volumen sobre la experiencia de la
maternidad, aquí deseada, sin ocultar las estrías y las perturbaciones que genera. Pero también, y sobre todo, es un relato que explora la maldad y el odio, la bondad y el perdón, la luz y el amor, que destilan los
vínculos entre madres e hijas que viven a la intemperie.