Cuando era un niño, me dijeron “los hombres no lloran, porque el llanto es de mujeres”, y definitivamente no hay cosa más absurda que esa. Crecer con esta idea machista y después desaprenderla, me permitió comprender que los hombres podemos expresarnos por medio del llanto y eso está bien, pues somos seres humanos conectados con nuestras emociones.