En la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe, María muestra la ternura de Dios que baja a hablar con sus criaturas respetando su diversidad y características propias del pueblo. María no teme hablar en dialecto, se muestra en las semblanzas típicas del lugar y evidencia símbolos queridos a la cultura a la que se dirige para mostrar la cercanía de Dios.