Medio Ambiente

Más combustibles y menos renovables: las órdenes de Trump que cambian la energía de EE. UU.


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Desde la declaración de la Emergencia Nacional Energética hasta las desregulaciones impulsadas por varios organismos del Gobierno Federal, las decisiones de la actual Administración de Estados Unidos están dándole un giro a la política energética que se había aplicado en los últimos años.

Desde el primer día de su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha tomado múltiples decisiones para revertir las políticas energéticas que existían en Estados Unidos a favor de las energías renovables y que regulaban los combustibles fósiles. Pero ahora, el mandatario quiere lo opuesto.

Una de las primeras órdenes ejecutivas que firmó el 20 de enero fue para declarar Emergencia Nacional Energética y otra para “liberar” la producción energética del país. Ambas refuerzan la explotación de gas y petróleo, además de algunas energías limpias. El 9 de abril, Trump firmó una orden a la que llamó “Cero regulaciones para liberar la energía estadounidense” y con ella le exigió a diez agencias y subagencias que en menos de un año eliminen las regulaciones energéticas existentes.

A todo lo anterior, se suma que a inicios de abril se conoció la propuesta que hizo la Casa Blanca para el presupuesto de 2026. En el documento, planteaban que la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno Federal (EPA, por sus siglas en inglés) fuera la segunda con el mayor porcentaje de recorte con una disminución de 55%. Eso significaría pasar de 9.100 millones a 4.200 millones de dólares y, si lo aprueban, sería la financiación más baja que ha tenido el organismo en los últimos 40 años. A esto se suma la desfinanciación del llamado banco verde.

El recorte además está ligado con un reajuste de la agencia que podría afectar a un programa federal creado por la administración de George Bush en 1992.

Se trata del estándar Energy Star, que es la etiqueta que se pone a los productos que cumplen con la eficiencia energética. El programa estima que desde su creación ha ayudado a ahorrar 500.000 millones de dólares y ha prevenido la emisión de 4.000 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero, que equivale a retirar de las calles a 933 millones de automóviles durante un año. 'CNN' y 'The Washington Post' tuvieron información exclusiva de que Trump quería eliminar Energy Star, aunque la administración no ha dicho públicamente nada al respecto.

Las desregulaciones en el sector energético 

Las decisiones no paran allí. El 12 de mayo y cumpliendo la orden de Trump de abril, el Departamento de Energía anunció que reduciría o eliminaría 47 regulaciones que, según ellos, le cuestan 11.000 millones de dólares a los estadounidenses. 

La mayoría de las acciones promueven los combustibles fósiles y limitan las renovables. Por ejemplo, algunas medidas agilizan los procedimientos administrativos para importar y exportar energía, especialmente gas natural. Otras decisiones borran el requerimiento para que las empresas presenten informes voluntarios sobre los gases de efecto invernadero que emiten.

Con otras, se eliminan incentivos para producir energías renovables, incluyendo biocombustibles celulósicos, que son los que vienen de residuos forestales como la madera, de restos agrícolas como paja de arroz o de industrias como los desechos del procesamiento de papel. 

Además, el Departamento de Energía derogó unos requisitos que deben cumplir las industrias de electrodomésticos. Por ejemplo, los fabricantes de microondas, deshumidificadores y hornos convencionales no tienen que cumplir ya con unos estándares para hacer que el consumo de energía sea eficiente. Y las lavadoras y los lavavajillas no tienen que optimizar el consumo de agua.

Aún así, expertos en energías renovables como Marina Domingues consideran que los cambios están más que todo en las palabras. Ella es vicepresidenta y jefe de nuevas prácticas energéticas para América de Rystad Energy, la consultora energética más grande de Noruega.

“Lo que observamos es que la narrativa del gobierno ha cambiado. Los proyectos de energía renovable probablemente se concretarán, no por razones ambientales, sino por su rápido despliegue, especialmente para la energía solar y las baterías. Son una solución sencilla para abordar los problemas de red que enfrenta Estados Unidos actualmente”, indicó.

¿Estados Unidos aumentará su producción de carbón?

A pesar de que la energía solar ha aumentado en Estados Unidos, el presidente no está incentivando esta industria, sino que apuesta por el carbón. A principios de abril, firmó una serie de órdenes ejecutivas con las que se podrían salvar algunas plantas productoras que iban a ser retiradas del mercado.

Incluso, puso a disposición más de 200.000 millones de dólares para financiarlas y le ordenó a varios organismos, incluida la Agencia de Protección Ambiental, que revise y si es del caso que elimine las normas que llevaban al país a reducir su producción de carbón.

Pero Domingues cree que en la realidad, esto es poco probable. “En este momento, la mayoría de los actores industriales con los que hemos hablado en Rystad Energy están bastante escépticos respecto a nuevas inversiones o a la generación térmica de carbón en nuevas instalaciones. Existen varias razones. Son proyectos costosos de implementar y, además, requieren tiempo. Por lo tanto, hubo fundamentos económicos y del mercado del carbón que no se tuvieron en cuenta,más allá de la perspectiva ambiental”, precisó.

Sin embargo, reconoce que existen escenarios más favorables para el carbón, aunque aclara que de ser el caso que se refuerce la energía térmica, debería ser más el gas natural y no tanto el carbón. 

Las decisiones energéticas de Estados Unidos impactan en el mercado internacional

Tanto en el país como en el mundo entero ha aumentado la demanda de energía durante los últimos años, principalmente por el sector tecnológico y los centros de datos, como explica Domingues.

Ese incremento conlleva a explotar más las fuentes energéticas como el gas natural licuado y también materias primas más verdes como el hidrógeno o el metanol, según explica la experta. 

Hasta ahora, el balance entre la demanda y la oferta de energía se ha logrado en gran medida por la eficiencia energética, que también ha crecido.

“Pero ahora la situación ha cambiado, específicamente en dos segmentos principales: los vehículos eléctricos y los centros de datos en EE. UU.”, puntualiza Domingues.

Dicho aumento en la demanda energética en ambos sectores puede resultar, por ejemplo, en aumentos de precios del gas natural. Todo dependerá de las decisiones que se tomen.

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Medio AmbienteBy FRANCE 24 Español