En el verano de 1900, en el contexto de la rebelión de los bóxers y la invasión rusa de Manchuria, estalló una ola de violencia contra la población china en la provincia rusa del Amur. Uno de los eventos más trágicos fue la masacre de, Blagoveshchensk en la que miles de chinos fueron forzados a cruzar el río Amur y muchos murieron ahogados o asesinados. Aunque el hecho ha sido objeto de algunos estudios, Sergey Glebov plantea que esta violencia debe entenderse no como un episodio aislado ni únicamente como un crimen de Estado, sino como un fenómeno complejo, resultado de tensiones coloniales, económicas, sociales y raciales en el contexto de un imperio que intentaba redefinir su periferia oriental.