Dios había dado orden a la viuda de Sarepta para alimentar al profeta Elías. Elías pudo haber razonado, cuestionando a Dios diciendo: "Estamos en tiempo de sequía y no voy a cargar a ésta pobre viuda con preparar la comida para mí. Quizás ni tendrá suficiente para ella." Lo que dice la palabra es: Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano (1 R. 17:10-11).
Como nación estamos viviendo momentos de sequía por la falta de lluvia. La fuente de sustento que Dios propuso, es más, que Dios ordenó a Elías, no tenía lógica. Así también las indicaciones que Dios nos da en éste tiempo, sea en el área económico, espiritual o emocional, muchas veces no tienen lógica, no caen a nuestro agrado. Pero así como Elías, levantémonos y obedezcamos ciegamente las instrucciones precisas de Dios, porque Él de antemano entiende el cuadro completo.