En su descripción del cristiano, el Señor Jesús nos ha mostrado la necesidad de nacer de nuevo, de ser transformados por Dios mismo para poder ser de aquellos bienaventurados que son enriquecidos con la gracia de Dios, que son saciados de su justicia, que alcanzan y muestran misericordia, que experimentan mansedumbre y se vuelven pacificadores, pero que sufren persecución por ser lo que Dios quiere que sean