No se sabe exactamente cómo o cuándo una persona, una frase, un evento o un hecho azaroso pasan a ser, para siempre, parte de la cultura popular. Quedará para los antropólogos del futuro analizar por qué un conductor de TV y un carnicero mayorista pasaron a la historia nacional no solo por agarrarse a piñas en vivo, sino por lo que se dijeron, y cómo lo hicieron.