Regálate unos minutos para ti. Siéntate en silencio en una postura cómoda y cierra los ojos. Relaja profundamente todos los músculos, desde los pies hasta la cara. Respira por la nariz y escucha la respiración, inspirando y espirando de forma natural y sin esfuerzo. Continua así durante 10 minutos y siente como todo fluye mejor.