El crecimiento no es algo automático. A diferencia de los vinos y los quesos, las personas no necesariamente mejoran con la edad. El crecimiento no es un proceso garantizado. Como dice John: «No puedes esperar que la sabiduría llegue automáticamente con la edad. A veces la edad llega sola».
El crecimiento comienza con la humildad: tienes que reconocer tu necesidad de crecer, lo que significa hacer a un lado el orgullo y ser honesto contigo mismo. El crecimiento tiene continuidad cuando te comprometes a seguir un plan que te ayude a crecer.
Solo puedes dar de lo que tienes. En su libro, Las 15 leyes indispensables del crecimiento, John hace énfasis en una poderosa verdad: debemos hacer nuestra contribución al mundo que nos rodea. Como dice John, debemos ser como ríos, no como estanques; debemos compartir lo que tenemos, no acumularlo.