Los dos tenemos edad suficiente para recordar cuando La guerra de las galaxias (Star Wars) apareció en los cines. Recuerdo haber visto la primera película de la serie con mi hijo en un cine del centro de San José, Costa Rica. Podíamos o escuchar al inglés, o leer los subtítulos en español, indistintamente. Poco o nada me imaginaba, ese momento, que encontraría un vínculo entre esta película, de la máxima expresión de la ciencia ficción, el arte y la ciencia de mentorear. Sin embargo, una referencia a Luke Skywalker en un artículo de la revista Adult Education Quarterly1 atrajo mi atención. “Luke Skywalker es emparejado con el veterano Obi-Wan Kenobi, un mentor muy experimentado y de apoyo”. Cuando pienso en la trama de la película, observo la verdad de esta afirmación simple y categórica. En otra obra de ficción, el legendario rey Arturo es mentoreado por el mago Merlín. Entre otros reconocibles y no tan reconocibles personajes del mentoreo están Sofía con Manlius Hipómanes en El sueño de Escipión, o Rubeus Hadrig con Harry Potter en La piedra filosofal. Don Pedro es un mentor para Claudio en la obra de Shakespeare “Mucho ruido y pocas nueces”. Y la lista continúa de manera interminable