Cuando estamos en medio de una prueba, nuestra primera reacción suele ser preguntar: ¿Por qué a mí? Sin embargo, la actitud correcta no es la queja ni el desgaste mental, sino la obediencia y la confianza. Santiago nos enseña a tener gozo cuando enfrentamos diversas pruebas, porque ellas producen en nosotros paciencia y madurez espiritual. A veces tememos que algo malo suceda, pero Dios, en su sabiduría, convierte lo que parecía una derrota en bendición. Así lo hizo con José en Génesis, cuando sus hermanos quisieron hacerle mal, y Dios lo encaminó para bien, para salvar a muchos.
Así que, si hoy estás pasando por una situación difícil, no pierdas el gozo. No temas. Dios está obrando, y al final verás que nada fue en vano. Él abrirá un nuevo panorama delante de ti, y te sacará con más fuerza, más fe y con un propósito mayor.