El tercer largo de Michael Kiwanuka es
otro triunfo apabullante que confirma la elevada estatura artística del
británico. No es común encontrar hoy una sucesión de composiciones
prácticamente perfectas, hilvanadas con la complicidad de nuevo de los productores
Danger Mouse y el londinense Inflo. Alta costura sonora. Un álbum inspirado
parcialmente en la ansiedad y el desasosiego de nuestro tiempo pero que suena
atemporal y a futuro clásico.