Como embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20) todos hemos de vivir como luz y sal, pero aquellos que somos llamados por el Señor a las misiones en el contexto de nuestra iglesia local, lo hacemos para desempeñar una labor en particular. El término misionero ha sido escogido para aquellos que han sido llamados a vivir en otro país, a cruzar fronteras culturales, contextuales y de una cosmovisión diferente a la nuestra, para predicar el evangelio, hacer discípulos y participar en la tarea de la plantación de iglesias.